"Cualquiera tiene experiencia de que en determinadas condiciones somos más sensibles al dolor. Además, informar de dolor es un modo de quejarnos, de requerir ayuda. A veces el dolor, como percepción, recoge y vehicula aspectos que no son dolor, como el malestar, la ansiedad, el cansancio, etc., produciéndose una mezcla indiferenciada que el paciente puede entender como dolor, pero que responde a diversos motivos de índole biológica pero también psicosocial.
Una visión meramente biológica del dolor sólo es válida para cuadros bien definidos de clara etiología y con una evolución rápida. En el resto de los casos, la perspectiva psicosocial que se enuncia más arriba es imprescindible".
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